Ciertos animalitos,
todos de cuatro pies,
a la gallina ciega
jugaban una vez.
Un perrito, una zorra
y un ratón, que son tres:
una ardilla, una liebre
y un mono, que son seis.
El mono a todos vendaba
los ojos, como que es
el que mejor se sabe
de las manos valer.
Oyó un topo la bulla
y dijo: Pues, pardiez,
que voy allá, y en rueda
me he de meter también.
Pidió que le admitiesen;
y el mono, muy cortés,
se lo otorgó, sin duda
para hacer burla de él.
El topo a cada paso
daba veinte traspiés,
porque tiene los ojos
cubiertos de una piel.
Y a la primera vuelta,
como era de creer,
facilísimamente
pillan a su merced.
De ser gallina ciega
le tocaba la vez;
y ¿quién mejor podía
hacer este papel?
Pero él, con disimulo
por el bien parecer,
dijo al mono: ¿Qué hacemos?
Vaya, ¿me venda usted?
Si el que es ciego y lo sabe,
aparenta que ve,
quien sabe que es idiota,
¿confesará que lo es?
Tomás de Iriarte
Aquí tienes un magnífico ejemplo de una fábula de tipo tradicional, de las de toda la vida.
Pero en la literatura contemporánea muchos escritores han escrito fábulas sorprendentes.
Busca en internet algunos ejemplos (mínimo dos) de estas composiciones, por ejemplo, te
pueden valer algunas de Augusto Monterroso. -La oveja negra y otras fábulas -Lo demás es silencio
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